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El inicio de una preciosa historia

A mis padres les encanta ocuparse de mi hija. Pero a veces la consienten demasiado o la dejan hacer todo. ¿Qué podemos hacer para encontrar el equilibrio?

 

Son dinámicos, deportistas, trotamundos, trabajadores incansables... Los abuelos de hoy viven la vida al máximo, pero también les encanta ocuparse de sus adorables nietos. Su ayuda resulta poco menos que imprescindible para poder organizarse durante el día a día, aunque no podemos pedirles que renuncien a sus actividades ni a su libertad. Entre deseos, compromisos, momentos de complicidad y alegría, cada familia inventa y reinventa permanentemente esa relación tan especial y única. 

Un papel de primer orden

Los abuelos tienen un papel esencial en la vida de un niño. Si nos metemos en el terreno de la psicología, diríamos que son figuras de la socialización secundaria. En otras palabras, al igual que los padres, transmiten valores y amplían su visión del mundo.

Al contarles la historia de la familia, sitúan al niño en el tiempo, lo conectan con el pasado y el presente. Les muestran fotos antiguas, les hablan de la juventud de su madre o su padre...En definitiva, son un punto de referencia vital, las raíces que permiten crecer al niño. Mimado, protegido y guiado por dos generaciones, abuelos y padres, el niño puede encarar el futuro con confianza.

Además, los abuelos hacen con sus nietos las cosas que los padres no siempre tienen tiempo de hacer: jugar, llevarles de excursión, visitar un museo... En este sentido, podríamos decir que son complementarios.

¡No hay nada como los abuelos!

Más allá de su papel educativo, los abuelos crean un vínculo afectivo insustituible con el niño. Basta con ver los besos y los mimos que se hacen al encontrarse...Es cierto que los abuelos ejercen el papel más cómodo. Sin responsabilidades educativas que cumplir y con más tiempo que los padres, están siempre más abiertos a cualquier propuesta... y son más flexibles.

Sin embargo, solo los padres tienen la última palabra sobre la educación de sus hijos. Es clave dejar en claro esa idea desde el principio. Para evitar contradicciones es útil elaborar la lista de las reglas más importantes en el hogar, que deberán ser válidas también cuando los nietos vayan a casa de los abuelos. Algunas de ellas son acostarse a las ocho de la noche, lavarse las manos antes de comer, entre otras.