12 a 24 meses articulo
Ayudarle a dejar el pañal

Dentro de poco mi pequeño empezará a ir al nido. Ha llegado el momento de enseñarle a dejar el pañal. ¿Qué puedo hacer para facilitar ese aprendizaje? Aprovecha el verano, hay menos estrés, más tiempo y mejor clima para dejar que el chiquitín corra de aquí para allá sin pañal. No lo presiones ni lo chantajees emocionalmente, aunque a veces se siga "haciendo encima".
Dejar de llevar pañales supone superar un obstáculo en el camino hacia ser mayor. También representa un descanso para los padres, pues los libra de cambiar pañales constantemente, y un alivio para el bolsillo. Ojalá ese aprendizaje pudiera hacerse con rapidez y sin retrocesos. Sin embargo, entre nuestros deseos como padres y las presiones del entorno ("a su edad, tú ya pedías el bacín", te recuerda tu madre; "solo aceptamos a niños que ya no lleven pañal" te indica la directora del nido), el tema puede convertirse en motivo de estrés. A continuación te damos algunos consejos que podrían ayudarte a manejar mejor este tema.
¿A qué edad los niños deben dejar de usar pañal?
No hay una edad establecida. El chiquitín está preparado fisiológicamente para dejar el pañal cuando es capaz de retener y expulsar, es decir, si controla sus esfínteres. Desde el punto de vista psicológico está listo cuando acepta renunciar a su condición de bebé. Esa doble maduración varía según cada niño. Aunque, en general, dejan de llevar pañal durante la noche entre los 15 y los 36 meses, y durante el día, alrededor de los 28 meses.
¿Cómo saber si está preparado para el bacín?
Existen indicios que muestran que ya está listo: sentarse y levantarse solo, patear una pelota, subir escalones sin ayuda, imitar situaciones y gestos de adultos, empezar a comer por sí mismo, mostrar cierta autonomía.
Otras señales de que tiene ganas de pasar a la siguiente fase es el interés por su bacín y tocarse el pañal cuando lo ha mojado.
¿Puedo inhibirlo si intento que utilice el bacín demasiado pronto?
En efecto, no se puede forzar a un niño a crecer más deprisa que lo que marca su propio ritmo de desarrollo. Presionarlo para que utilice el bacín solo retrasará su aprendizaje.
El momento adecuado será cuando él lo decida. Puedes animarle, explicándole cómo se utiliza, lo que esperas de él, pero tienes que esperar que se decida a vivir esa nueva experiencia.
¿Ponerlo en el bacín a determinadas horas puede ayudarle?
Efectivamente, puedes crear hábitos y referencias temporales. Por ejemplo, sentarlo en el bacín al despertarse, después de almuerzo o antes de la siesta. También es útil dejar el bacín en el baño y al alcance del niño, así se familiarizará con él. Al principio ayudan medidas como estar a su lado para que no se inquiete y explicarle qué se debe hacer con los excrementos y dónde van a parar.
¿Cómo reaccionar cuando "se hace encima"?
Dejar el pañal no se puede aprender sin accidentes en el camino. Busca desarrollar en el niño la capacidad de utilizar el bacín aconsejándole que no espere el último momento para pedirlo.
Si no consigue hacerlo en el bacín, ¿intento que lo haga en los sanitarios para mayores?
No es lo más aconsejable. Ese "trono" tan alto generalmente es la última etapa del aprendizaje para ir solo al baño. Es decir, cuando el niño ya domina por completo el uso del bacín.
Mi bebé ha hecho una regresión: ya no necesitaba pañal y ahora vuelve a mojar la cama. ¿Por qué?
La llegada de un hermanito o hermanita, por ejemplo, puede causar una actitud regresiva. Esa conducta suele tener corta duración. Con un poco de paciencia pronto todo volverá a la normalidad.
¡Por fin, mi bebé ya no necesita pañal durante el día! ¿Cuánto tiempo tardará en no necesitarlo tampoco por la noche?
Puede tardar días, semanas o meses. ¡Incluso hay niños que primero dejan de llevar pañal por la noche! Lo importante es evitar presionarlo con este tema. Cada niño tiene su propio ritmo y los padres deben adaptarse a él.
No obstante, seguir necesitando el pañal durante la noche después de los cinco años es preocupante. En esos casos, es preciso consultar con un especialista.
Cuidados para mi hijo dentro del agua

Con frecuencia nuestros niños están en contacto con el agua. Visitamos casas de amigos o familiares donde hay piscina; vamos de viaje y nos quedamos en hoteles que tienen piscina; visitamos parques temáticos donde hay lagos, o vamos al club y hay varias piscinas alrededor.
Cuidar bien de nuestro hijo cuando estamos cerca de un cuerpo de agua, es primordial y puede evitar un accidente. Los niños de 1 a 4 años son los que más riesgo corren de caer al agua sin siquiera darnos cuenta. Cuando un niño cae al agua, no hay un ruido que nos avise que cayó ni tampoco él podrá llamarnos para pedir ayuda. Bastan sólo segundos para que una caída al agua tenga consecuencias fatales. Cuando y donde menos esperamos, los niños caen al agua, por lo que en gran parte de los casos, los niños caen al agua completamente vestidos.
Cuando tu niño está dentro del agua tampoco dejes de verlo, aun cuando tenga flotadores puestos y pienses que está seguro. Mientras él está en el agua, tú eres el único que está pendiente de él y en cualquier momento podría necesitar tu ayuda.
Entonces, ¿qué debo hacer?
- No te distraigas con nada. Deja a un lado el celular, las revistas, los libros y todo aquello que desvíe tu vista del niño. Evita las conversaciones con otras personas mientras tu niño esté cerca o dentro del agua.
- Viste a tu hijo con ropa de colores fuertes que permitan verlo con facilidad, sobre todo cuando van a la playa o en espacios con mucha gente.
- No lo dejes solo cerca ni dentro del agua. Fácilmente se distrae y se va donde menos esperas.
- Si tú no puedes cuidar del niño, asegúrate que quien lo haga tenga habilidades en el agua para poder ayudarlo en caso de ser necesario.
- No confíes la seguridad del niño al flotador.
- Evita los juegos bruscos dentro del agua; pueden crear confusión cuando hay una emergencia.
- La mayor seguridad de tu hijo eres tú. Nada reemplaza tu supervisión.
Para mayor información ingresar a la web (www.isrperu.com) y al Facebook https://www.facebook.com/isrperu/ .
Niños seguros en el agua

Cuando la supervisión y las barreras fallan, el único recurso que un niño tiene al caer al agua, es su propia capacidad de reaccionar.
Si bien los niños crecen entre agua en la barriga de mamá, no significa que podrán desenvolverse por instinto en el ambiente acuático una vez nacen y conforme van creciendo. Para eso necesitan entrenarse y aprender a hacerlo.
¿Sabría tu hijo reaccionar si cayera al agua? Si la respuesta es no, entonces no debería estar en piscinas donde no tenga piso ni tampoco depender de un flotador, pues lo más probable es que en caso de una caída accidental no tenga el flotador puesto e incluso esté vestido, lo cual le dificultará más moverse dentro del agua.
Aun cuando hay varios adultos alrededor y barreras que asumimos confiables, no podemos subestimar las habilidades de un niño; su curiosidad puede hacer que sobrepasen los obstáculos que creemos infalibles en sólo segundos.
Niños en edad temprana, sobretodo menores de 04 años, participan muchas veces de clases de natación junto con mamá o papá en el agua, que si bien estimulan su desarrollo físico y lo divierten, no le enseñan habilidades de salvamento necesarias para que reaccione con autonomía y seguridad en caso de un accidente. Controlar la respiración bajo el agua, salir a flote y mantenerse allí respirando, son destrezas que se enseñan y que cualquier niño desde los 06 meses de edad, está en capacidad de aprender. Desde los 02 años y hasta los 06 cuando físicamente aún son chicos para practicar los estilos que la natación enseña como deporte, pueden aprender a controlar su respiración y además de salir a flote y mantenerse respirando, también se les puede enseñar a desplazarse bajo el agua, para que sepan alcanzar un punto de seguridad de donde poder agarrarse en caso de que tengan uno cercano. Esto les dará autonomía y seguridad en el agua, conocer sus riesgos y saber afrontarlos en caso de una caída accidental y/o estando solos sin pánico.
Por último, ten siempre presente que además de poder entrenar a los niños en edad temprana, es recomendable estar nosotros también como adultos entrenados para poder ayudar en caso de ser necesario. Aun cuando un niño o un adulto caiga de manera accidental, viva una situación de lucha en el agua y sea rescatado, probablemente requiera de Rehabilitación Cardio-Pulmonar de manera oportuna. No es necesario que seamos profesionales de la salud; cualquier persona entrenada en RCP puede darle la ayuda que necesita y así salvar su vida de cualquier secuela o la muerte.
El ahogamiento es prevenible y con entrenamiento, tenemos un recurso adicional que tu hijo podrá usar cuando todos los demás fallan.
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¿Cuándo dará mi bebé sus primeros pasos?

¿1 año, 15 meses, 18 meses? Me pregunto a qué edad mi pequeñín se lanzará a la conquista del mundo sobre sus piececitos. ¿Cómo puedo ayudarlo? En la gran mayoría de los casos, las caídas y otros golpes habituales no tienen mayor importancia, aunque dejen una buena ración de chichones y moretones. No dramatices. Limita también frases como "cuidado, te vas a caer, te vas a hacer daño...", que frenan la toma de riesgos necesaria para poder andar. De todos modos, recubre los bordes puntiagudos, guarda los objetos que se puedan romper y coloca una barrera delante de las escaleras.
Antes de comenzar a andar, el bebé se prepara durante sus primeros meses de vida para pasar de estar acostado a estar sentado. Una proeza que se produce en el momento justo, ya que su curiosidad por tocar, ver y oler es insaciable. Gateando o de pie, poco importa el estilo siempre que se desplace a su manera. Puedes ayudar a tu bebé a iniciar el camino, pero a su ritmo. Hasta los 9 meses no hay ninguna prisa. Solo un 3 % de los niños andan solos a esa edad y menos del 60 % lo hacen con un año.
Para dar los primeros pasos es preciso desarrollar los músculos
Primera etapa: calentamiento de abdominales y brazos
En sus primeras semanas de vida el pequeño tonifica su cuello y su espalda. La cuestión es estar preparado para las sesiones intensivas de gimnasia que empezarán cuando cumpla 4 meses. Rutina de entrenamiento: pedaleo con las piernas, molinetes con los brazos, balanceos de costado, todos esos son excelentes ejercicios para los abdominales.
El resultado es que tu pequeño campeón ya puede apoyarse en sus antebrazos y levantar la cabeza. Esos movimientos se perfeccionarán durante los dos meses siguientes. Empujado por la curiosidad de descubrir el universo fascinante que lo rodea, el bebé se entrena para girar por completo sobre sí mismo. Después reptará como una serpiente. Aunque poco precisos, sus esfuerzos provocarán la risa de sus padres (eso le encanta) y son muy eficaces.
Segunda etapa: estirarse, girarse, rodar y sentarse
Luego pasa al "curso avanzado" de los 8 meses. Una promoción bien merecida porque este gimnasta excepcional ahora mantiene el torso bien recto, alarga los brazos hacia los objetos (que ve cada vez mejor) y toma conciencia de la presencia y la utilidad de su cuerpo para lanzarse a la conquista del mundo por sí mismo.
Tercera etapa: sentarse, darse impulso y ponerse de pie
Entre los 9 y los 12 meses, el bebé pone en práctica estrategias para alcanzar los objetos que quiere. Así comienza a gatear, se mantiene arrodillado y, finalmente, se pone de pie agarrado de la mano de papá o mamá (o de ambos). Si su equilibrio no está asegurado, el bebé buscará confianza en sí mismo sentándose y parándose repetidamente.
Cuarta etapa: de pie, un paso, dos pasos y sin caerse. ¡Lo consiguió!
Solo le queda lanzarse solito (entre los 10 y los 14 meses en promedio) con valor y determinación. Sus primeros pasos serán inolvidables, tanto para él como para los papás.
¿El bebé no anda hasta los 19 o 20 meses? Consulta con tu pediatra, si es necesario él derivará el caso a un especialista en psicomotricidad.
Pequeños trucos para iniciar el camino
Calzado adecuado: Según los especialistas en la primera infancia, es mejor que los bebés aprendan a caminar descalzos, siempre que sea posible.
En casa opta porque vaya descalzo sobre superficies blandas y a la vez firmes para sus piececitos. Es la mejor manera de que adquiera buenos reflejos para colocar y, después, mover sus pies.
Fuera de casa, opta por calzado flexible y ligero con un empeine reforzado y cordones para mantener el pie firme.
Los corralitos ofrecen autonomía, pues permiten que el bebé se agarre de los barrotes e intente caminar, sin correr ningún riesgo. Y a ti te permiten ocuparte de otras cosas en la habitación de al lado. ¡Son muy útiles y vienen diferentes tamaños!
Ayúdale a caminar. Durante unas semanas, incluso dos o tres meses, el bebé se agarrará a tus manos. Al principio no sabrá bien cuándo debe avanzar un pie y cuándo el otro, pero luego adquirirá soltura y seguridad, aunque aún no estará preparado para soltarse. Respeta sus dudas, felicítalo, incluso cuando tu pequeño explorador se agarre de uno de tus dedos. Aún necesita tu presencia tranquilizadora.
Un consejo: trata que el bebé no levante los brazos demasiado porque así pierde equilibrio.
Los juguetes (camiones, correpasillos y otros) Entre los 10 y los 12 meses, el bebé tiene ganas irrefrenables de descubrir qué pasa en el otro extremo de la habitación o del jardín. Pero entre querer y poder existe una distancia que implica andar. Los juguetes que sirven de apoyo y permiten que el niño pueda desplazarse son muy útiles para facilitarles el andar.
Un consejo: elige uno de estos juguetes que sea sólido y ligero a la vez, y que esté equipado con ruedas semibloqueadas que impidan que corra como un bólido.
Andadores: ¿sí o no?
Los pediatras y los especialistas en psicomotricidad rechazan los andadores. Dichos artículos han sido objeto de numerosas polémicas y se han prohibido en países como EE.UU. o Canadá. Algunos de los motivos son la limitación del uso de las piernas y las caderas para desplazarse y fomentar una mala postura del puente del pie. Otra razón es que suelen provocar muchas caídas con fuertes golpes en la cabeza.
¿Para cuándo sus primeras palabras?

Oír a mi bebé pronunciar su primera palabra... Solo pensar en eso me hace temblar de emoción y orgullo. ¿Cómo puedo ayudarlo a que comience a hablar?
Los pequeños necesitan tres años para pasar de los adorables balbuceos "gu-gu" o de las "palabras comodín" como "galletacolate" a frases con sujeto, verbo y complemento. Durante este periodo te pasará como a todos los padres del mundo: primero se te caerá la baba con los primeros "ga-ga", después se convertirán en expertos del lenguaje codificado del hombrecito o la mujercita y, por último, quedarán maravillados por el progreso oratorio de su joyita. Veamos cuáles son las principales fases de la adquisición del lenguaje.
Gu gu, ga ga, ma, da, ma… ¡mamá!
Nada más salir del vientre de mamá, el bebé ya tiene voz de tenor, como lo atestiguan sus llantos de recién nacido, fácilmente reconocibles. Los primeros sonidos que emite son universales para todos los bebés: solo vocales. No obstante, empieza a memorizar su lengua materna, por lo que es importante hablarle con claridad desde que nace.
Con tres meses, el bebé descubre el placer del sonido y los balbuceos. Es lo normal porque su cerebro empieza a utilizar las áreas correspondientes a la comprensión verbal y al lenguaje.
Acompaña, pues, el sonido con las primeras muecas y con un lenguaje corporal que aporte significado.
Un grito de alegría mientras sonríe, el principio de un "buah" con el rostro compungido, un "aya" de saciedad después de un buen biberón y gestos en todos los sentidos. No debes preocuparte, aprenderás progresivamente a interpretar su lenguaje corporal, sus balbuceos y sus llantos.
Entre los seis y los ocho meses, el bebé comprende algo que cambiará su vida, cuando habla, sus padres le responden. Bueno, de momento, no tiene muy claro el significado, pero se ha convertido en un profesional del balbuceo. Lo importante es que ha comprendido el principio de interacción. La asociación entre significado y palabra se va produciendo poco a poco en su cerebro.
Entre los ocho y los doce meses, el bebé puede expresar una intención. A partir de entonces, ya ha tomado la senda de la comunicación. Es la edad de los primeros "papá" y "mamá". ¿A quién nombrará primero? Debes tener en cuenta que para estimular al bebé es importante hablarle detallándole las situaciones y los objetos desde el principio. Lo graba todo.
Cinco, doce... pronto 100 palabras
Desde el año hasta los veinte meses aproximadamente, la palabra toma el vuelo con unos cuantos vocablos muy simples y eficaces ("ya ta", "no", "más"…) que designan cambios de situaciones. El bebé va a repetir sus onomatopeyas favoritas (brum-brum, miau, etc.). Aparecen las palabras comodín, como "pupa" que designan un estado y su solución.
De momento, el pequeño comprende más de lo que habla. Puedes estimular sus progresos mirando con él imágenes o cantándole canciones infantiles, por ejemplo. Y, ante todo, sigue hablándole con normalidad. Es la mejor manera de enriquecer su vocabulario y estimular su curiosidad.
Palabras, frases... el diálogo se instala
A los dos años el lenguaje se dispara. Se trata, sin embargo, de una generalización porque algunos bebés necesitan más tiempo. A esa edad, el bebé aprende una palabra nueva cada día, y se traba cuando habla. Nombra las cosas por lo que son y se interesa por lo que piensan los demás y no solo por él.
Su diccionario personal se enriquece. En resumen, el bebé empieza a hablar para comunicarse. Aprovecha para leerle cuentos y hablarle del entorno que le rodea, ya que está ansioso por descubrir cosas.
Entre los dos y los tres años, el pequeñín descubre que las palabras se pueden asociar. A menudo utiliza el verbo al principio de la frase. Ahora dice "yo", aunque ya era consciente de su individualidad desde hacía tiempo.
Mi hijo juega con la comida pero no la come
