Podría pensarse que el acceso a las pantallas a una edad tan temprana no es algo que deba preocuparnos. Sin embargo, las investigaciones sugieren que el exceso de televisión o de tiempo frente a la pantalla puede llevar a pasar menos tiempo activo y, en última instancia, a un aumento de peso dañino en la infancia. Por esta razón, las asociaciones médicas –incluyendo la Academia Americana de Pediatría–, desaconsejan el uso de los medios de comunicación para niños menores de dos años. Sería mejor actuar ahora limitando el tiempo frente a la pantalla y fomentando hábitos saludables y activos que puedan perdurar hasta la infancia y más allá.
Pase tiempo de calidad siendo activo
Las pantallas pueden interferir con la cantidad de tiempo que los bebés pasan interactuando con sus padres y moviéndose. Si usted mira una pantalla a menudo, es probable que su bebé también lo haga. El tiempo frente a una pantalla puede terminar reemplazando tiempo que se debería pasar haciendo actividades juntos.
En un estudio reciente, los prestadores de servicios de guardería creían que los bebés requerían menos de una hora diaria de actividad, cuando las pautas eran, de hecho, al menos 90 minutos de actividad diaria. Tener una rutina diaria que incluya juegos interactivos estimula el desarrollo físico de su bebé, desarrollando músculos y mejorando la coordinación –habilidades necesarias para gatear y, con el tiempo, pararse y caminar. Incorporar la actividad a la vida diaria no sólo es divertido, sino que también ayuda a crear hábitos saludables para el futuro.
Quizás a los padres privados de sueño también interesarles saber que la exposición a la pantalla puede afectar tanto el sueño nocturno como las siestas diurnas de su bebé, ya que provoca que demore más tiempo en dormirse y pase menos tiempo dormido. Por lo tanto, apague las pantallas para dormir mejor, ambos.
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