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Técnica correcta para un eructo de campeonato

Sé que mi niño tiene que eructar después de cada toma, pero no sé bien cómo ayudarlo. ¿Algún consejo?

 

En el mundo de los bebés, el eructo es positivo. ¿Por qué? Porque evacúa el aire inhalado durante la toma del pecho. De esa manera, evita los pequeños dolores de barriga que tanto fastidian a los lactantes. Los mejores momentos para el eructo son a la mitad o después de la toma del pecho.

El ABC del eructo

La primera vez cuesta un poco. Sin embargo, rápidamente se aprende la técnica. No te preocupes, el eructo no le hace daño al bebé. Al contrario, lo calma.

¿Cómo proceder? Ponte una toalla sobre el hombro para no mancharte en caso regurgite. Mantén al bebé bien derecho y frótale suavemente la espalda. Ten paciencia, ya que el eructo puede hacerse esperar hasta diez largos minutos.

¿No eructa? Prueba esta otra técnica: con el bebé sobre las rodillas lo más recto posible, sujétale la cabeza con una mano y levántale los brazos con la otra, para abrirle la caja torácica y facilitar la expulsión del aire.

Si el bebé se duerme enseguida después de comer, no te preocupes. Déjalo descansar. Ya eructará cuando despierte.
¿Cuánto debe eructar? No existe un número de eructos ideal. De uno a cinco o seis, todo es posible cuando hay aire por expulsar.
Proponle al bebé que haga una pausa en mitad de la toma para eructar. ¡Algunos lactantes lo prefieren así! Otros, más glotones, protestarán y reclamarán acabar la toma antes de eructar. Cada niño tiene sus propias costumbres, rápidamente descubrirás las de tu pequeño.

¿Hasta qué edad hay que ayudarle a eructar?

Hasta los seis meses, es decir, mientras la leche materna sea el núcleo de la alimentación del bebé. A medida que el aparato digestivo madura y la alimentación se diversifica, la necesidad de eructar disminuye y acaba desapareciendo.